Domingo de Pascua de Resurrección
El primer día de la semana va María Magdalena de
madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del
sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a
quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no
sabemos dónde le han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al
sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más
rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en
el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el
sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no
junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el
otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues
hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía
resucitar de entre los muertos.
(Jn 20,1-9)
Comentario
Hoy «es el día que hizo el Señor», iremos cantando a lo
largo de toda la Pascua. Y es que esta expresión del Salmo 117 inunda la
celebración de la fe cristiana. El Padre ha resucitado a su Hijo Jesucristo, el
Amado, Aquél en quien se complace porque ha amado hasta dar su vida por todos.
Vivamos la Pascua con mucha alegría. Cristo ha
resucitado: celebrémoslo llenos de alegría y de amor. Hoy, Jesucristo ha
vencido a la muerte, al pecado, a la tristeza... y nos ha abierto las puertas
de la nueva vida, la auténtica vida, la que el Espíritu Santo va dándonos por
pura gracia. ¡Que nadie esté triste! Cristo es nuestra Paz y nuestro Camino
para siempre. Él hoy «manifiesta plenamente el hombre al mismo hombre y le
descubre su altísima vocación» (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 22).
El gran signo que hoy nos da el Evangelio es que el
sepulcro de Jesús está vacío. Ya no tenemos que buscar entre los muertos a
Aquel que vive, porque ha resucitado. Y los discípulos, que después le verán
Resucitado, es decir, lo experimentarán vivo en un encuentro de fe maravilloso,
captan que hay un vacío en el lugar de su sepultura. Sepulcro vacío y
apariciones serán las grandes señales para la fe del creyente. El Evangelio
dice que «entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al
sepulcro; vio y creyó» (Jn 20,8). Supo captar por la fe que aquel vacío y, a la
vez, aquella sábana de amortajar y aquel sudario bien doblados eran pequeñas
señales del paso de Dios, de la nueva vida. El amor sabe captar aquello que
otros no captan, y tiene suficiente con pequeños signos. El «discípulo a quien
Jesús quería» (Jn 20,2) se guiaba por el amor que había recibido de Cristo.
“Ver y creer” de los discípulos que han de ser también
los nuestros. Renovemos nuestra fe pascual. Que Cristo sea en todo nuestro
Señor. Dejemos que su Vida vivifique a la nuestra y renovemos la gracia del
bautismo que hemos recibido. Hagámonos apóstoles y discípulos suyos. Guiémonos
por el amor y anunciemos a todo el mundo la felicidad de creer en Jesucristo.
Seamos testigos esperanzados de su Resurrección.
Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell
(Lleida, España)
"¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?" Lc 24,5
En nombre de la Parroquia Nuestra Señora del Valle
En nombre de la Parroquia Nuestra Señora del Valle
deseamos a todos muy Felices Pascuas de Resurrección
Semana Santa 2013 - Arzobispado de Córdoba
Programa de celebraciones del Arzobispado de Córdoba
para Semana Santa 2013.
Semana Santa 2013 - Parroquia Ntra. Señora del Valle
“Si conocieras el don de Dios”
Año de la Fe – Año para contemplar
Horarios de actividades
• 24 de Marzo: DOMINGO DE RAMOS
11 horas: Bendición de los ramos y Misa.
20 horas: Misa.
• 25 de Marzo: LUNES SANTO
20 horas: Misa.
21 horas: Celebración Penitencial.
• 26 de Marzo:
MARTES SANTO
20 horas: Misa.
20.45 horas: Taller bíblico sobre el triduo pascual.
• 27 de Marzo:
MIÉRCOLES SANTO
20 horas: Misa
• 28 de Marzo:
JUEVES DE LA CENA
9 horas: Misa Crismal en la Catedral.
20 horas: Celebración de la Institución de la Eucaristía
y Lavatorio de los pies. Gesto solidario: fondo para medicamentos.
21 a 24 horas: Adoración.
De Martes a Jueves: Confesiones de 16:30 a 19:30 horas
• 29 de Marzo:
VIERNES SANTO
El Templo permanece abierto para el rezo del Vía Crucis
en familia.
10 horas: Celebración Ecuménica en el Templo Metodista.
15 horas: Vía Crucis comunitario.
19.30 horas: Celebración de la Pasión y Adoración de la
Cruz.
Confesiones de 14:30 horas en adelante.
• 30 de Marzo:
SÁBADO SANTO
10.30 horas: Rezo del Rosario y de los Dolores de la
Virgen María.
21 horas: Vigilia Pascual (traer una vela).
• 31 de Marzo:
DOMINGO DE PASCUA
11 horas: Misa.
20 horas: Misa.
¡FELIZ PASCUA!
Carta Pastoral del Cardenal Bergoglio para Semana Santa
Carta pastoral para la Semana Santa 2013 del cardenal
Jorge Mario Bergoglio SJ, ahora Papa Francisco. La carta fue dada a conocer el 25 de Febrero de 2013, antes de la iniciación del cónclave que lo eligió Papa de la Iglesia.
A los párrocos y responsables de comunidades educativas:
Hace años que todos trabajamos por lograr que la Iglesia
esté en la calle tratando que se manifieste más la presencia de Jesús vivo. Es
el esfuerzo de vivir aquello que rezamos tantas veces en la Misa “que todos los
miembros de la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos
en la fidelidad al Evangelio; que nos preocupemos de compartir en la caridad
las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres, y
así les mostremos el camino de la salvación”.
En mayor o menor medida muchas comunidades aceptaron ese
desafío. Aparecida confirmó el camino y nos mostró que, para que no sea un
chispazo, necesitábamos una conversión pastoral. La necesitamos continuamente
porque muchas veces tenemos la tentación de volver a las cebollitas de Egipto.
Todos sabemos que la realidad de nuestras parroquias resulta acotada en
relación a la cantidad de personas que hay y a las que no llegamos. La Iglesia
que nos llama constantemente a una nueva evangelización nos pide poner gestos
concretos que manifiesten la unción que hemos recibido. La permanencia en la
unción se define en el caminar y en el hacer. Un hacer que no sólo son hechos
sino un estilo que busca y desea poder participar del estilo de Jesús. El
“hacerse todo para todos para ganar a algunos para Cristo” va por este lado.
Salir, compartir y anunciar, sin lugar a dudas, exigen
una ascesis de renuncia que es parte de la conversión pastoral. El miedo o el
cansancio nos pueden jugar una mala pasada llevándonos a que nos quedemos con
lo ya conocido que no ofrece dificultades, nos da una escenografía parcial de
la realidad y nos deja tranquilos. Otras veces podemos caer en el encierro
perfeccionista que nos aísla de los otros con excusas tales como: “Tengo mucho
trabajo”, “no tengo gente”, “si hacemos esto o aquello ¿quién hace las cosas de
la parroquia?”, etc.
Igual que en el año 2000 quisiera decirles: Los tiempos
nos urgen. No tenemos derecho a quedarnos acariciándonos el alma. A quedarnos
encerrados en nuestra cosita… chiquitita. No tenemos derecho a estar tranquilos
y a querernos a nosotros mismos… Tenemos que salir a hablarle a esta gente de
la ciudad a quien vimos en los balcones. Tenemos que salir de nuestra cáscara y
decirles que Jesús vive, y que Jesús vive para él, para ella, y decírselo con
alegría… aunque uno a veces parezca un poco loco.
Cuántos viejitos están con la vida aburrida, que no les
alcanza, a veces, el dinero ni para comprar remedios. A cuántos nenes les están
metiendo en la cabeza ideas que nosotros recogemos como gran novedad, cuando
hace diez años las tiraron a la basura en Europa y en los Estados Unidos, y
nosotros se las damos como gran progreso educativo.
Cuántos jóvenes pasan sus vidas aturdiéndose desde las
drogas y el ruido, porque no tienen un sentido, porque nadie les contó que
había algo grande. Cuántos nostálgicos, también los hay en nuestra ciudad, que
necesitan un mostrador de estaño para ir saboreando grapa tras grapa y así ir
olvidando.
Cuánta gente buena pero vanidosa que vive de la
apariencia, y corre el peligro de caer en la soberbia y en el orgullo.
¿Y nosotros nos vamos a quedar en casa? ¿Nos vamos a
quedar en la parroquia, encerrados? ¿Nos vamos a quedar en el chimenterío
parroquial, o del colegio, en las internas eclesiales? ¡Cuando toda esta gente
nos está esperando! ¡La gente de nuestra ciudad! Una ciudad que tiene reservas
religiosas, que tiene reservas culturales, una ciudad preciosa, hermosa, pero
que está muy tentada por Satanás. No podemos quedarnos nosotros solos, no
podemos quedarnos aislados en la parroquia y en el colegio.
La Semana Santa se nos presenta como una nueva
oportunidad para desinstalar un modelo cerrado de experiencia evangelizadora
que se reduce a “más de lo mismo” para instalar la Iglesia que es de “puertas
abiertas” no porque sólo las abre para recibir sino que las tiene abiertas para
salir y celebrar, ayudando a aquellos que no se acercan.
Con estos pensamientos miro la próxima celebración de
Ramos, es la fiesta del andar de Jesús en medio de su pueblo siendo bendición
para todos los que se encontraban a su paso. Les ruego que no privaticemos la
fiesta que es para todos y no para algunos. La Arquidiócesis ha hecho la opción
de celebrarla misioneramente el sábado por la tarde, desde las columnas y
puestos misioneros en las distintas Vicarías. Sin embargo la adhesión es
todavía muy pobre. Por eso les pido a los Párrocos y a los responsables de los
Colegios que convoquen y movilicen sus comunidades para ese momento fuerte de
fe y anuncio con la certeza de que la vida de nuestros fieles se renueva cuando
experimentan la belleza y alegría de acercarse a los hermanos para compartir la
fe: “es imposible que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al
Reino sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia”.
Les agradezco desde ya todo lo que hagan en este sentido.
Con paternal afecto
Card. Jorge Mario Bergoglio s.j.
Agenda Parroquial 24 al 30 de Marzo
• DOMINGO
24 DE MARZO
DOMINGO DE RAMOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
11 hs: Bendición de Ramos y Santa Misa.
20 hs: Santa Misa.
• LUNES
25 DE MARZO
19:30 a 21:30 hs: Narcóticos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.
21 hs: Celebración Penitencial
• MARTES
26 DE MARZO
19:30 a 21:30 hs: Alcohólicos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.
20:45 hs: Taller Bíblico sobre el
Triduo Pascual.
• MIÉRCOLES
27 DE MARZO
19:30 a 21:30 hs: Narcóticos Anónimos.
19:40 hs: Rezo del Santo Rosario.
20 hs: Santa Misa.
• JUEVES
28 DE MARZO
JUEVES DE LA CENA
9:00 hs: Misa Crismal en la Catedral.
20 hs: Celebración de la Institución de
la Eucaristía y Lavatorio de los Pies.
21 a 24 hs: Adoración
• VIERNES
29 DE MARZO
VIERNES SANTO
10 hs: Celebración ecuménica en Templo
Metodista.
15 hs: Vía Crucis comunitario.
19:30 hs: Celebración de la Pasión y
Adoración de la Cruz.
Confesiones de 14:30 hs. en adelante.
• SÁBADO
30 DE MARZO
SÁBADO SANTO
10:30 hs: Rosario y “Los Dolores de la
Virgen María”
21 hs: Vigilia Pascual
Domingo de Ramos - Evangelio
Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos, y les
dijo: «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros antes de
padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer hasta que se cumpla en el
Reino de Dios». Y tomando una copa, dio gracias y dijo: «Tomad esto, repartidlo
entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid
hasta que venga el Reino de Dios».
Y tomando pan, dio gracias; lo partió y se lo dio
diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en
memoria mía». Después de cenar, hizo lo mismo con la copa diciendo: «Esta copa
es la Nueva Alianza sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros. Pero
mirad: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo
del Hombre se va según lo establecido; pero ¡ay de ése que lo entrega!».
Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos
podía ser el que iba a hacer eso. Los discípulos se pusieron a disputar sobre
quién de ellos debía ser tenido como el primero. Jesús les dijo: «Los reyes de
los gentiles los dominan y los que ejercen la autoridad se hacen llamar
bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros
pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve. Porque, ¿quién es
más, el que está en la mesa o el que sirve?, ¿verdad que el que está en la
mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. Vosotros sois los
que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el Reino como
me lo transmitió mi Padre a mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi Reino, y os
sentaréis en tronos para regir a las doce tribus de Israel».
Y añadió: «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado
para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti para que tu fe no se apague.
Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos». Él le contestó: «Señor,
contigo estoy dispuesto a ir incluso a, la cárcel y a la muerte». Jesús le
replicó: «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces
hayas negado conocerme».
Y dijo a todos: «Cuando os envié sin bolsa ni alforja, ni
sandalias, ¿os faltó algo?». Contestaron: «Nada». Él añadió: «Pero ahora, el
que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada
que venda su manto y compre una. Porque os aseguro que tiene que cumplirse en
mí lo que está escrito: ‘Fue contado con los malhechores’. Lo que se refiere a
mí toca a su fin». Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas». Él les
contestó: «Basta».
Y salió Jesús como de costumbre al monte de los Olivos, y
lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo: «Orad, para no caer
en la tentación». Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y
arrodillado, oraba diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero
que no se haga mi voluntad, sino la tuya». Y se le apareció un ángel del cielo
que lo animaba. En medio de su angustia oraba con más insistencia. Y le bajaba
el sudor a goterones, como de sangre, hasta el suelo. Y, levantándose de la
oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les
dijo: «¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación».
Todavía estaba hablando, cuando aparece gente: y los
guiaba el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús. Jesús le
dijo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?». Al darse cuenta los
que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron: «Señor, ¿herimos con la
espada?». Y uno de ellos hirió al criado del Sumo Sacerdote, y le cortó la
oreja derecha. Jesús intervino diciendo: «Dejadlo, basta». Y, tocándole la
oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo,
y a los ancianos que habían venido contra Él: «¿Habéis salido con espadas y
palos a la caza de un bandido? A diario estaba en el templo con vosotros, y no
me echasteis mano. Pero ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas».
Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar
en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos. Ellos encendieron
fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y Pedro se sentó entre ellos.
Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y le dijo:
«También éste estaba con Él». Pero él lo negó diciendo: «No lo conozco, mujer».
Poco después lo vio otro y le dijo: «Tú también eres uno de ellos». Pedro
replicó: «Hombre, no lo soy». Pasada cosa de una hora, otro insistía: «Sin
duda, también éste estaba con Él, porque es galileo». Pedro contestó: «Hombre,
no sé de qué hablas». Y estaba todavía hablando cuando cantó un gallo. El
Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra
que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres
veces». Y, saliendo afuera, lloró amargamente.
Y los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de Él
dándole golpes. Y, tapándole la cara, le preguntaban: «Haz de profeta: ¿quién
te ha pegado?». Y proferían contra Él otros muchos insultos.
Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o
sea, sumos sacerdotes y letrados, y, haciéndole comparecer ante su Sanedrín, le
dijeron: «Si tú eres el Mesías, dínoslo». Él les contestó: «Si os lo digo, no
lo vais a creer; y si os pregunto no me vais a responder. Desde ahora el Hijo
del Hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso». Dijeron todos:
«Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?». Él les contestó: «Vosotros lo decís, yo
lo soy». Ellos dijeron: «¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros
mismos lo hemos oído de su boca».
El senado del pueblo o sea, sumos sacerdotes y letrados,
se levantaron y llevaron a Jesús a presencia de Pilato. Y se pusieron a
acusarlo diciendo: «Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación,
y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que Él es el Mesías
rey». Pilato preguntó a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Él le
contestó: «Tú lo dices». Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la turba: «No
encuentro ninguna culpa en este hombre». Ellos insistían con más fuerza
diciendo: «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta
aquí». Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y al enterarse que era de la
jurisdicción de Herodes se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén
por aquellos días.
Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía
bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de Él y esperaba verlo
hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero Él no le
contestó ni palabra. Estaban allí los sumos sacerdotes y los letrados
acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se
burló de Él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel
mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy
mal.
Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las
autoridades y al pueblo, les dijo: «Me habéis traído a este hombre, alegando
que alborota al pueblo; y resulta que yo le he interrogado delante de vosotros,
y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni
Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se
le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré». Por la fiesta
tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa diciendo: «¡Fuera ése!
Suéltanos a Barrabás». A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta
acaecida en la ciudad y un homicidio. Pilato volvió a dirigirles la palabra con
intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícalo,
crucifícalo!». Él les dijo por tercera vez: «Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No
he encontrado en Él. ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un
escarmiento y lo soltaré». Ellos se le echaban encima pidiendo a gritos que lo
crucificara; e iba creciendo el griterío. Pilato decidió que se cumpliera su
petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta
y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de
Cirene, qué volvía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevase detrás
de Jesús. Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes
y lanzaban lamentos por Él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de
Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque
mirad que llegará el día en que dirán: ‘Dichosas las estériles y los vientres
que no han dado a luz y los pechos que no han criado’. Entonces empezarán a
decirles a los montes: ‘Desplomaos sobre nosotros’, y a las colinas:
‘Sepultadnos’; porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?».
Conducían también a otros dos malhechores para
ajusticiarlos con Él. Y cuando llegaron al lugar llamado "La
Calavera", lo crucificaron allí, a Él y a los malhechores, uno a la
derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben
lo que hacen». Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte. El pueblo
estaba mirando. Las autoridades le hacían muecas diciendo: «A otros ha salvado;
que se salve a sí mismo, si Él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban
de Él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey
de los judíos, sálvate a ti mismo». Había encima un letrero en escritura
griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba
diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el
otro le increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio?
Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio,
éste no ha faltado en nada». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a
tu Reino». Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el
Paraíso».
Era ya eso de mediodía y vinieron las tinieblas sobre
toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del
templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo: «Padre, a
tus manos encomiendo mi espíritu». Y dicho esto, expiró.
El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios
diciendo: «Realmente, este hombre era justo». Toda la muchedumbre que había
acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvían dándose
golpes de pecho. Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las
mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.
Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y
honrado (que no había votado a favor de la decisión y del crimen de ellos), que
era natural de Arimatea y que aguardaba el Reino de Dios, acudió a Pilato a
pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó
en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía. Era
el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las mujeres que lo habían
acompañado desde Galilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo colocaban
su cuerpo. A la vuelta prepararon aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron
reposo, conforme al mandamiento.
(Lc 22,14—23,56)
Comentario
Hoy leemos el relato de la pasión según san Lucas. En
este evangelista, los ramos gozosos de la entrada en Jerusalén y el relato de
la pasión están en relación mutua, aunque el primer paso suene a triunfo y el
segundo a humillación.
Jesús llega a Jerusalén como rey mesiánico, humilde y
pacífico, en actitud de servicio y no como un rey temporal que usa y abusa de
su poder. La cruz es el trono desde donde reina (no le falta la corona real),
amando y perdonando. En efecto, el Evangelio de Lucas se puede resumir diciendo
que revela el amor de Jesús manifestado en la misericordia y el perdón.
Este perdón y esta misericordia se muestran durante toda
la vida de Jesús, pero de una manera eminente se hacen sentir cuando Jesús es
clavado en la cruz. ¡Qué significativas resultan las tres palabras que, desde
la cruz, escuchamos hoy de los labios de Jesús!:
—Él ama y perdona incluso a sus verdugos: «Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34).
—Al ladrón de su derecha, que le pide un recuerdo en el
Reino, también lo perdona y lo salva: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc
23,43).
—Jesús perdona y ama sobre todo en el momento supremo de
su entrega, cuando exclama: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc
23,46).
Ésta es la última lección del Maestro desde la cruz: la
misericordia y el perdón, frutos del amor. ¡A nosotros nos cuesta tanto
perdonar! Pero si hacemos la experiencia del amor de Jesús que nos excusa, nos
perdona y nos salva, no nos costará tanto mirar a todos con una ternura que
perdona con amor, y absuelve sin mezquindad.
San Francisco lo expresa en su Cántico de las Criaturas:
«Alabado seas, oh Señor, por aquellos que perdonan por tu amor».
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)
Evangelio del Domingo 5 de Cuaresma
En aquel tiempo, Jesús se fue al monte de los Olivos.
Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a
Él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan
una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro,
esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la
Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?». Esto lo decían para tentarle,
para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el
dedo en la tierra.
Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y
les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera
piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas
palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se
quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le
dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie, Señor».
Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».
(Jn 8,1-11)
Comentario
Hoy vemos a Jesús «escribir con el dedo en la tierra» (Jn
8,6), como si estuviera a la vez ocupado y divertido en algo más importante que
el escuchar a quienes acusan a la mujer que le presentan porque «ha sido
sorprendida en flagrante adulterio» (Jn 8,3).
Llama la atención la serenidad e incluso el buen humor que
vemos en Jesucristo, aún en los momentos que para otros son de gran tensión.
Una enseñanza práctica para cada uno, en estos días nuestros que llevan
velocidad de vértigo y ponen los nervios de punta en un buen número de
ocasiones.
La sigilosa y graciosa huida de los acusadores, nos
recuerda que quien juzga es sólo Dios y que todos nosotros somos pecadores. En
nuestra vida diaria, con ocasión del trabajo, en las relaciones familiares o de
amistad, hacemos juicios de valor. Más de alguna vez, nuestros juicios son
erróneos y quitan la buena fama de los demás. Se trata de una verdadera falta
de justicia que nos obliga a reparar, tarea no siempre fácil. Al contemplar a
Jesús en medio de esa “jauría” de acusadores, entendemos muy bien lo que señaló
santo Tomás de Aquino: «La justicia y la misericordia están tan unidas que la
una sostiene a la otra. La justicia sin misericordia es crueldad; y la
misericordia sin justicia es ruina, destrucción».
Hemos de llenarnos de alegría al saber, con certeza, que
Dios nos perdona todo, absolutamente todo, en el sacramento de la confesión. En
estos días de Cuaresma tenemos la oportunidad magnífica de acudir a quien es
rico en misericordia en el sacramento de la reconciliación.
Y, además, para el día de hoy, un propósito concreto: al
ver a los demás, diré en el interior de mi corazón las mismas palabras de
Jesús: «Tampoco yo te condeno» (Jn 8,11).
Pbro. D. Pablo ARCE Gargollo (México, D. F., México)
Ordenaciones Sacerdotales
El lunes 18 de marzo, a las 19.30, en el monasterio Santa
Catalina de Siena (Obispo Trejo 44, Córdoba), monseñor Carlos José Ñáñez,
arzobispo de Córdoba, ordenará sacerdotes a los diáconos Carlos Rodrigo Longo,
Pablo José Márquez, José María Molina y Nicolás Pedernera Peralta.
Los futuros presbíteros eligieron el pasaje evangélico “Hagan esto en memoria mía” como lema de
su ordenación.
La curia arquidiocesana invitó a “acompañar con la
oración este momento tan especial para la vida de nuestra Iglesia y a
participar de la celebración en la que familiares, amigos y comunidades podrán
dar gracias al Señor por este regalo de la gracia”.
Las primeras misas
El presbítero Longo presidirá su primera misa el martes
19 de marzo a las 11 en la iglesia Santa Teresa, del monasterio San José
(Independencia 148, B° Centro, Córdoba).
El presbítero Márquez lo hará ese mismo día a las 20 en
la capilla Nuestra Señora de la Confianza y San Lucas (Calle Pública 2 -Altura
Av. Richieri 3950- Barrio SEP, Córdoba).
El presbítero Molina presidirá su primera celebración
eucarística el jueves 21 de marzo a las 20 en la parroquia Nuestra Señora de
Lourdes (San Martín 1133, Río Segundo).
En tanto, el presbítero Pedernera Peralta prevé hacerlo
el viernes 22 de marzo a las 20 en la parroquia San Juan Evangelista
(Finochieto esquina Sayago, Barrio Parque Vélez Sarsfield, Córdoba).
Informes: www.arzobispadocba.org.ar
El presbítero José Luis Molina, celebrará misa en nuestra
parroquia el viernes 5 de abril a las 20 horas. Y al término de esa misa le
realizaremos un agasajo “a la canasta” en el salón parroquial, para expresarle
nuestra alegría por su ordenación y nuestro recuerdo cariñoso por el tiempo que
nos acompañó como seminarista y luego como diácono.
Felices los misericordiosos
Dicen que para muestra sobra un botón. Algunos domingos
atrás, en uno de esos días en que quienes vivimos entre el Estadio Kempes y la
Mujer Urbana nos vemos encerrados o impedidos de ingresar durante horas por los
operativos que ordenan la circulación de la concurrencia a un evento, me
acerqué a una inspectora de tránsito que conversaba con un grupo de choferes de
colectivos que se disponían esperar después de haber estacionado unos 10
colectivos en las adyacencias de la parroquia, con intenciones de dialogar con
ella y hacer un aporte.
La inspectora me preguntó qué necesitaba y le respondí:
“Vengo a pedir clemencia...”, sin dejarme terminar de expresar lo que quería me
respondió bruscamente: “La clemencia sólo se le pide a Dios”. Intenté expresar
lo que suponía un aporte para que los fieles pudieran llegar a la misa, pero me
mató con la indiferencia.
Me retiré impactado. Realmente los servidores públicos
piensan que no hay lugar para la clemencia, para la misericordia, para al amor
en las relaciones humanas. Resonó en mí el saludo de mis hermanos musulmanes: “Por
el Dios clemente y misericordioso”; el anuncio maravilloso de la misericordia
del Dios que recibieron Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David y tantos otros de
mis hermanos de Israel, y que se hace canto de alabanza en los salmos.
Mientras el tiempo de cuaresma una y otra vez nos invita
a considerar la buena noticia de la misericordia, parece que algunos la
consideran algo ajeno al hombre. En realidad, todos tenemos la tentación de endurecer
e corazón. Pero qué gélido puede llegar a ser un mundo sin misericordia.
Necesitamos una cultura de la clemencia y la
misericordia. Estas nos unen en la diversidad. Humanizan nuestras relaciones. La
misericordia es necesaria para que podamos descubrir las nuevas pobrezas de una
cultura del bienestar y del consumo que a algunos nos permite tener cosas pero
margina con la pobreza en las relaciones y en el espíritu. De una economía que
se mide con estadísticas pero que no ve la pobreza de miles de personas que no
tienen para una vida digna. Pobreza de esperanza frente un futuro endeudado y una
salud ecológica del planeta hipotecada.
Sin misericordia no es posible la justicia, ni la vida
familiar, ni la educación, ni la comunicación, ni un intercambio plenamente
humano. En cualquier orden de la vida. Nos decía Benedicto XVI en su encíclica social:
“El saber nunca es sólo obra de la inteligencia. Ciertamente, puede reducirse a
cálculo y experimentación, pero si quiere ser sabiduría capaz de orientar al
hombre a la luz de los primeros principios y de su fin último, ha de ser
‘sazonado’ con la ‘sal’ de la caridad. Sin el saber, el hacer es ciego, y el
saber es estéril sin el amor. En efecto, el que está animado de una verdadera
caridad es ingenioso para descubrir las causas de la miseria, para encontrar
los medios de combatirla, para vencerla con intrepidez”.
Si ya Juan XXIII, al abrir el Concilio Vaticano II, nos
hablaba de la necesidad del “remedio de la misericordia”, y Pablo VI, de la “civilización
del amor”, Juan Pablo II Y Benedicto XVI nos ha insistido frecuentemente en la
necesidad de más entrañas de misericordia, recordando que “es la misericordia
la que pone un límite al mal”.
Comprometámonos en esta Pascua en la construcción de una
cultura de la misericordia, en ser instrumentos de misericordia, y seremos más felices.
Pedro Torres
Habemus Papam: S.S. Francisco I
El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, de
76 años, ha sido elegido el Pontífice
número 266 de la Iglesia Católica y se convierte en el primer jesuita de la
historia en ocupar este puesto. El nombre elegido -Francisco I- es homenaje a
Francisco de Asís.
Bergoglio fue creado cardenal por Juan Pablo II en el
consistorio del 21 de febrero de 2001, con el título de San Roberto Belarmino.
Nacido en Buenos Aires pero con raíces italianas, estudió
y se graduó como ingeniero químico, pero después eligió el sacerdocio y entró
en el seminario de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958 se unió al noviciado de
la Compañía de Jesús y posteriormente estudió humanidades en Chile.
En 1963, regresó a Buenos Aires y cuenta con una
licenciatura en filosofía en la Facultad de Filosofía de la máxima colegio
"San José San Miguel. Entre 1964 y 1965, fue profesor de literatura y
psicología en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe en y ha
impartido estos temas en el colegio del Salvador de Buenos Aires.
De 1967 a 1970 estudió teología en la Facultad de
Teología de la máxima colegio "San José", en San Miguel, donde se
graduó. En 1969 fue ordenado sacerdote. También ha sido maestro de novicios en
Villa Barilari, de San Miguel (1972-1973), profesor de la Facultad de Teología
y Consultor de la Provincia y Rector del Colegio Arriba.
En la década de los 80 viajó a Alemania para completar su
tesis doctoral y posteriormente se trasladó a la iglesia de la Compañía en la
ciudad de Córdoba como director espiritual y confesor.
El 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo nombró Obispo
titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 27 de junio del mismo año
recibió de la Catedral de Buenos Aires la ordenación episcopal del cardenal
Antonio Quarracino, el Nuncio Apostólico, Monseñor Ubaldo Calabresi y el obispo
de Mercedes-Luján, monseñor Emilio Ogñénovich.
El 3 de junio de 1997 fue nombrado Arzobispo Coadjutor de
Buenos Aires y, a la muerte del cardenal Quarracino, el 28 de febrero de 1998
fue nombrado arzobispo de Buenos Aires. Desde noviembre 2005 hasta noviembre
2011 fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
Es miembro de las congregaciones para el Culto Divino y
la Disciplina de los Sacramentos, para el Clero, para los Institutos de Vida
Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; del Pontificio Consejo para la
Familia: de la Pontificia Comisión para América Latina.
También es autor de los libros "Meditaciones para
religiosos' de 1982, 'Reflexiones sobre la vida apostólica' en 1986 y
'Reflexiones de esperanza', de 1992, según señala el Vaticano.
Retiro abierto arquidiocesano y Ejercicios en la Parroquia
"Si conocieras
el don de Dios" (Jn. 4)
El próximo 16 de Marzo de 16.30 a 18.30 se realizará el
retiro arquidiocesano predicado por nuestro Pastor Monseñor Carlos Ñáñez, día
en el que recordamos de un modo especial el 173° aniversario del nacimiento del
Cura Brochero.
Nuestro Pastor nos invita de una manera especial a que en
cada comunidad preparemos este espacio de oración común, expresión de comunión
del Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba.
Se trasmitirá online por Radio María Argentina y en todas
sus frecuencias, y desde el sitio web del Arzobispado de Córdoba www.arzobispadocba.org.ar
La dinámica será de cuatro iluminaciones del Obispo, a
partir del texto de Juan 4.
EN NUESTRA
PARROQUIA
En nuestra Parroquia, se hará un ejercicio de preparación
durante toda la semana: desde el lunes al viernes, inmediatamente después de la
Misa de las 20, tendremos una hora de lecturas, reflexiones y meditaciones sobre la
misma temática del retiro arquidiocesano, y a la vez haciendo oración por el
Cónclave que precisamente esta semana se reunirá en el Vaticano para la
elección del nuevo Sumo Pontífice de nuestra Iglesia.
Todo esto culminará el sábado 16 de Marzo siguiendo desde
nuestro templo la transmisión en vivo de la predicación de Monseñor Ñañez a
través de Radio María.
Están todos invitados a esta semana de oración y de
gracias.
Agenda Parroquial 10 al 16 de Marzo
• DOMINGO
10 DE MARZO
Cuarto Domingo de Cuaresma
11 hs: Santa Misa.
20 hs: Santa Misa.
• LUNES
11 DE MARZO
19:30 a 21:30 hs: Narcóticos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.
- Al finalizar la Misa: Ejercicios
Espirituales.
• MARTES
12 DE MARZO
19:30 a 21:30 hs: Alcohólicos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.
- Al finalizar la Misa: Ejercicios
Espirituales.
• MIÉRCOLES
13 DE MARZO
19:30 a 21:30 hs: Narcóticos Anónimos.
19:40 hs: Rezo del Santo Rosario.
20 hs: Santa Misa.
- Al finalizar la Misa: Ejercicios
Espirituales.
21 hs: Jóvenes Universitarios.
• JUEVES
14 DE MARZO
19:30 hs: Alcohólicos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.
- Al finalizar la Misa: Ejercicios
Espirituales.
• VIERNES
15 DE MARZO
19:30 hs: Narcóticos Anónimos.
19:30 hs: Adoración Eucarística
20 hs: Santa Misa.
- Al finalizar la Misa: Ejercicios
Espirituales.
• SÁBADO
16 DE MARZO
19:30 a 21:30 hs: Narcóticos Anónimos.
16:30 a 18:30 hs: Retiro Abierto
Arquidiocesano predicado por el Obispo Carlos Ñáñez (lo seguiremos por Radio
María en el templo)
- Al finalizar el Retiro: Santa Misa.
Evangelio del Domingo 4 de Cuaresma
En aquel tiempo, viendo que todos los publicanos y los
pecadores se acercaban a Jesús para oírle, los fariseos y los escribas
murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». Entonces
les dijo esta parábola. «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al
padre: ‘Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde’. Y él les
repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se
marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino.
Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó
a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel
país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre
con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando
en sí mismo, dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia,
mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le
diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo
tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’. Y, levantándose, partió hacia su
padre.
»Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido,
corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: ‘Padre,
pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el
padre dijo a sus siervos: ‘Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un
anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado,
matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto
y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado’. Y comenzaron la
fiesta.
»Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se
acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados,
le preguntó qué era aquello. El le dijo: ‘Ha vuelto tu hermano y tu padre ha
matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano’. Él se irritó y no
quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre:
‘Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero
nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que
ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has
matado para él el novillo cebado!’ Pero él le dijo: ‘Hijo, tú siempre estás
conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque
este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha
sido hallado’».
(Lc 15,1-3.11-32)
Comentario
Hoy, domingo Laetare (“Alegraos”), cuarto de Cuaresma,
escuchamos nuevamente este fragmento entrañable del Evangelio según san Lucas,
en el que Jesús justifica su práctica inaudita de perdonar los pecados y recuperar
a los hombres para Dios.
Siempre me he preguntado si la mayoría de la gente entendía
bien la expresión “el hijo pródigo” con la cual se designa esta parábola. Yo
creo que deberíamos rebautizarla con el nombre de la parábola del “Padre
prodigioso”.
Efectivamente, el Padre de la parábola —que se conmueve
viendo que vuelve aquel hijo perdido por el pecado— es un icono del Padre del
Cielo reflejado en el rostro de Cristo: «Estando él todavía lejos, le vio su
padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente» (Lc
15,20). Jesús nos da a entender claramente que todo hombre, incluso el más
pecador, es para Dios una realidad muy importante que no quiere perder de
ninguna manera; y que Él siempre está dispuesto a concedernos con gozo inefable
su perdón (hasta el punto de no ahorrar la vida de su Hijo).
Este domingo tiene un matiz de serena alegría y, por eso,
es designado como el domingo “alegraos”, palabra presente en la antífona de
entrada de la Misa de hoy: «Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que
la amáis, alegraos de su alegría». Dios se ha compadecido del hombre perdido y
extraviado, y le ha manifestado en Jesucristo —muerto y resucitado— su
misericordia.
Juan Pablo II decía en su encíclica Dives in misericordia
que el amor de Dios, en una historia herida por el pecado, se ha convertido en
misericordia, compasión. La Pasión de Jesús es la medida de esta misericordia.
Así entenderemos que la alegría más grande que damos a Dios es dejarnos
perdonar presentando a su misericordia nuestra miseria, nuestro pecado. A las
puertas de la Pascua acudimos de buen grado al sacramento de la penitencia, a
la fuente de la divina misericordia: daremos a Dios una gran alegría,
quedaremos llenos de paz y seremos más misericordiosos con los otros. ¡Nunca es
tarde para levantarnos y volver al Padre que nos ama!
Rev. D. Joan Ant. MATEO i García (La Fuliola, Lleida,
España)
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