Futuro templo en honor al Cura Brochero

El pasado sábado 26 de enero, el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, presidió una Santa Misa en Villa Cura Brochero, con una asistencia multitudinaria, en un predio perteneciente al obispado de Cruz del Eje, al lado de los Tribunales de Villa Cura Brochero.

Al término de la celebración eucarística el Nuncio bendijo la piedra fundamental del futuro templo en honor del Beato José Gabriel Brochero, y de la Casa del Peregrino.

Según se informó desde el obispado, se espera que este año se congregarán peregrinos venidos de todos los rincones del país, como respuesta a la devoción que le prestan al Padre Brochero, y habiéndose conocido públicamente la aceptación del milagro que decidió su pronta beatificación.

En la celebración eucarística, la primera celebrada después de tan importante anuncio -señaló el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera-, se dieron gracias a Dios por el inmenso gozo que significa para nosotros que el papa Benedicto XVI haya firmado el decreto aceptando el milagro que se atribuye a la intercesión del padre José Gabriel del Rosario Brochero.

El predio donde se celebró la santa Misa y donde se erigirá el futuro templo está ubicado en Villa Cura Brochero, en la margen oriental del río Panaholma que fue testigo de la valiosísima tarea pastoral de este “Apóstol de la Sierras” que se entregó sin límites por amor a Dios y a sus hermanos.

Fuente: AICA

Evangelio del Domingo 3 del Tiempo Ordinario

Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. Él iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos. Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor». Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy».
(Lc 1,1-4;4,14-21)

Comentario
Hoy comenzamos a escuchar la voz de Jesús a través del evangelista que nos acompañará durante todo el tiempo ordinario propio del ciclo “C”: san Lucas. Que «conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido» (Lc 1,4), escribe Lucas a su amigo Teófilo. Si ésta es la finalidad del escrito, hemos de tomar conciencia de la importancia que tiene el hecho de meditar el Evangelio del Señor —palabra viva y, por tanto, siempre nueva— cada día.
Como Palabra de Dios, Jesús hoy nos es presentado como un Maestro, ya que «iba enseñando en sus sinagogas» (Lc 4,15). Comienza como cualquier otro predicador: leyendo un texto de la Escritura, que precisamente ahora se cumple... La palabra del profeta Isaías se está cumpliendo; más aun: toda la palabra, todo el contenido de las Escrituras, todo lo que habían anunciado los profetas se concreta y llega a su cumplimiento en Jesús. No es indiferente creer o no en Jesús, porque es el mismo “Espíritu del Señor” quien lo ha ungido y enviado.
El mensaje que quiere transmitir Dios a la humanidad mediante su Palabra es una buena noticia para los desvalidos, un anuncio de libertad para los cautivos y los oprimidos, una promesa de salvación. Un mensaje que llena de esperanza a toda la humanidad. Nosotros, hijos de Dios en Cristo por el sacramento del bautismo, también hemos recibido esta unción y participamos en su misión: llevar este mensaje de esperanza por toda la humanidad.
Meditando el Evangelio que da solidez a nuestra fe, vemos que Jesús predicaba de manera distinta a los otros maestros: predicaba como quien tiene autoridad (cf. Lc 4,32). Esto es así porque principalmente predicaba con obras, con el ejemplo, dando testimonio, incluso entregando su propia vida. Igual hemos de hacer nosotros, no nos podemos quedar sólo en las palabras: hemos de concretar nuestro amor a Dios y a los hermanos con obras. Nos pueden ayudar las Obras de Misericordia —siete espirituales y siete corporales— que nos propone la Iglesia, que como una madre orienta nuestro camino.
Rev. D. Bernat GIMENO i Capín (Barcelona, España)

Semana Brocheriana


Queridos hermanos y hermanas:

Como todos estos últimos años, nos preparamos para celebrar la “Semana Brocheriana”. Son días de oración, de reflexión, de acción de gracias. Días de verdadera gracia, que Dios nos va regalando a muchos de aquí, de nuestras tierras y a hermanos que vienen desde los distintos puntos del país, convocados por esta vida misionera, evangélica, pobre y entregada, como fue la vida de nuestro querido padre Brochero.

Este año sumamos el gozo de la pronta beatificación. Esto que rezábamos tanto y que por regalo de Dios nos toca vivir. Esta semana será distinta, sin duda. Experimentaremos la respuesta de Dios a nuestras oraciones.

Haremos más fiesta. Dispondremos los corazones para el día de la beatificación. Y dispondremos nuestras vidas para vivir cada vez más y mejor el Evangelio de Jesús. Porque Brochero nos invitó y nos sigue invitando hoy al “Encuentro con Jesús”, ese encuentro transforma nuestra vida y nos hace más testigos valientes del Evangelio, hombres y mujeres de fe vivida, encarnada y celebrada. Nos vemos en la semana, celebremos también junto con el Nuncio Apostólico Mons. Emilio Tscherrig, la Misa del día 26.

Que Dios nos siga bendiciendo. Un abrazo fraterno a cada uno.

Mons. Santiago Olivera
Obispo de Cruz del Eje

PROGRAMA
Misas diarias durante toda la Semana Brocheriana.
 - Por la Mañana: 7:30 y 11:00 horas.
 - Por la Noche: 21:00 horas.
 - Confesiones: todos los días una hora antes de las Misas

En las Misas de las 11 horas y de las 21 horas predica el Padre Julio Merendiz S.J., Vicepostulador de la Causa de Beatificación del Padre Brochero sobre: “Brochero, hombre de fe, sacerdote de vida pobre y entregada”

Domingo 20: “Hagan todo lo que él les diga”
Lunes 21: El Reino y la añadidura.
Martes 22: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero…?”
Miércoles 23: Las dos banderas: el hombre rico y el pobre Lázaro.
Jueves 24: “Feliz de ti por haber creído”
Viernes 25: Si la sal pierde su sabor ¿Con qué se salará?

Veladas Brocherianas  (Después de las Misas de 21 horas)

 Domingo 20: Noche de Poesía.
 Lunes 21: Velada vocacional.
 Martes 23: Doña Jovita.
 Miércoles 23: Presentación a cargo del Centro de Estudios.
 Jueves 24: Teatro Brocheriano.
 Viernes 25: Procesión con la Purísima hacia la casa donde pasó sus últimos días el Padre Brochero.

Desde el lunes 21 al viernes 25, a las 10 horas, en la Capilla de la Casa de Ejercicios:
“Espiritualidad en el tiempo de descanso” Reflexiones del Padre Marcos Sánchez sobre “Brochero, una vida pobre y entregada: signo y don para el andar de un pueblo.

“Es un grandísimo favor el que me ha hecho Dios Nuestro señor en desocuparme por completo de la vida activa y dejarme la ocupación de buscar mi fin y de orar por los hombres pasados, por los presentes y por los que han de venir...” (Padre Brochero)

Evangelio del Domingo 2 del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino». Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que Él os diga».
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en Él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.
(Jn 2,1-12)

Comentario
Hoy, contemplamos los efectos saludables de la presencia de Jesús y de María, su Madre, en el corazón de los acontecimientos humanos, como en el caso que nos ocupa: «En aquel tiempo, se celebraron unas bodas en Caná de Galilea. Estaba allí la madre de Jesús. También fue invitado Jesús, junto con sus discípulos» (Jn 2,1-2).
Jesús y María, con una intensidad diferente, hacen presente a Dios en cualquier lugar donde estén y, donde está Dios, allí hay amor, gracia y milagro. Dios es el bien, la verdad, la belleza, la abundancia. Cuando el sol despliega sus rayos en el horizonte, la tierra se ilumina y recibe calor, y toda vida trabaja para producir su fruto. Cuando dejamos que Dios se acerque, el bien, la paz y la felicidad crecen sensiblemente en los corazones, quizás fríos o dormidos hasta entonces.
La mediación que Dios ha escogido para hacerse presente entre los hombres y comunicarse profundamente con ellos, es Jesucristo. La obra de Dios llega al corazón del mundo por la humanidad de Jesucristo y, secundariamente, por la presencia de María. Poco sabían los novios de Caná a quién habían invitado a su boda. La invitación respondía probablemente a algún vínculo de amistad o parentesco. En aquellos momentos, Jesús todavía no había hecho ningún milagro y la importancia de su persona era desconocida.
Él aceptó la invitación porque está a favor de las relaciones humanas principales y sinceras, y se sintió atraído por la honestidad y buena disposición de aquella familia. Así, Jesús hizo presente a Dios en aquella celebración familiar. Allí, «en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo sus señales prodigiosas» (Jn 2,11) y allí el Mesías «abrió el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente» (Juan Pablo II).
Aproximémonos también nosotros a la humanidad de Jesús, tratando de conocer y amar más y de manera progresiva, su trayectoria humana, escuchando su palabra, creciendo en fe y confianza, hasta ver en Él el rostro del Padre.
Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España) 

Benedicto XVI: el deseo de conocer a Dios


VATICANO, 16 Ene. 13 / 10:29 am (ACI/EWTN Noticias).-

En su habitual catequesis de los miércoles, el Papa Benedicto XVI señaló que el deseo de conocer realmente a Dios está en todos los hombres, incluso en aquellos que se dicen ateos.

Ante miles de fieles presentes en el Aula Pablo VI en el Vaticano y en su catequesis dedicada a la Revelación del Señor, el Santo Padre señaló que "el deseo de conocer a Dios realmente, es decir, de ver el rostro de Dios, está en todos los hombres, incluso en los ateos. Y nosotros tenemos este deseo consciente de ver quién es, qué es, qué es para nosotros. Pero este deseo se realiza siguiendo a Cristo".

Benedicto XVI resaltó que "es importante que sigamos a Cristo pero no sólo cuando lo necesitamos y cuando encontramos un espacio de tiempo, entre los miles quehaceres de cada día, sino con nuestra vida. Toda nuestra existencia debe estar orientada al encuentro con Él, al amor hacia Él y en ella, el amor al prójimo debe tener asimismo un lugar central".

"Ese amor que, a la luz del Crucificado, nos hace reconocer el rostro de Jesús en el pobre, en el débil y en el que sufre. Ello es posible sólo si el verdadero rostro de Jesús se nos ha vuelto familiar, en la escucha de su Palabra –en el diálogo interior con su Palabra para que lo podamos encontrar a Él verdaderamente– y naturalmente en el Misterio de la Eucaristía".

El Papa resaltó que "en el Evangelio de San Lucas es significativo el pasaje de los dos discípulos de Emaús, que reconocieron a Jesús al partir el pan. Pero preparados por el camino, preparados por la invitación que le hacen para que se quede con ellos, preparados por el diálogo que hizo arder sus corazones. Así ven al final a Jesús".

Benedicto XVI se refirió también a la Revelación de Dios en el Antiguo Testamento en donde el Señor, "después de la creación, a pesar del pecado original y de la arrogancia del hombre de querer ponerse en el lugar de su Creador, vuelve a ofrecer la posibilidad de su amistad, sobre todo a través de la alianza con Abraham y el camino de un pueblo pequeño, el de Israel, que Él elige, no criterios de poder terrenal, sino simplemente por amor".

"Es una elección que sigue siendo un misterio y revela el estilo de actuar de Dios, que llama a algunos, no para excluir a los demás, sino para que sirvan de puente con el fin de conducir hacia Él. Elección siempre para el otro. En la historia del pueblo de Israel, podemos volver a recorrer las etapas de un largo camino, en el que Dios se deja conocer, se revela, entra en la historia con palabras y con acciones".

En Cristo, recuerda el Papa, "Dios visita realmente a su pueblo, visita a la humanidad de una manera que va más allá de todas las expectativas: envía a su Hijo Unigénito, Dios mismo se hace hombre. Jesús no nos dice algo acerca de Dios, no habla simplemente del Padre –sino que es Revelación de Dios, porque es Dios– nos revela el rostro de Dios".

"Dios está sin duda por encima de todo, pero se dirige hacia nosotros, nos escucha, nos ve, habla, establece alianza, es capaz de amar. La historia de la salvación es la historia de Dios con la humanidad y la historia de esta relación de Dios, que se revela progresivamente al hombre, que se hace conocer a sí mismo, su rostro".

El Santo Padre afirmó que "el esplendor del rostro divino es la fuente de la vida, es lo que permite ver la realidad; la luz de su rostro es la guía de la vida. En el Antiguo Testamento hay una figura a la que está enlazado de forma muy especial el tema del ‘rostro’ de Dios. Se trata de Moisés, aquel al que Dios elige para liberar al pueblo de la esclavitud de Egipto, donarle la Ley de la alianza y guiarlo a la Tierra prometida".

Tras describir que entre Moisés y Dios hay un diálogo cara a cara, en el que paradójicamente no se puede ver el rostro del Señor, el Papa explica que en esta vida la visión es limitada: "al final, a Dios sólo se le puede seguir, viendo sus hombros. Los Padres dicen esto: tú sólo puedes ver mi espalda, significa que tú sólo puedes seguir a Cristo y siguiéndole ves desde detrás el misterio de Dios. Dios se puede seguir viendo su espalda".

"Algo completamente nuevo sucede, sin embargo, con la Encarnación. La búsqueda del rostro de Dios recibe un cambio radical increíble, porque ahora se puede ver este rostro: el de Jesús, el Hijo de Dios que se hace hombre".

El Papa subrayó asimismo que "Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, no es uno más de los mediadores entre Dios y el hombre, sino ‘el mediador’ de la nueva y eterna alianza ‘un sólo, de hecho, es Dios –dice Pablo– y un solo uno el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús’. En él podemos ver y conocer al Padre; en Él podemos invocar a Dios como ‘Abba, Padre’ en Él nos vienen dada la salvación".

Para concluir, el Santo Padre explicó que la Eucaristía, "preparada por una vida en diálogo con Jesús, (es) la gran escuela en la que aprendemos a ver el rostro de Dios, entramos en relación íntima con Él; y aprendemos al mismo tiempo a dirigir la mirada hacia el momento final de la historia, cuando Él nos saciará con la luz de su rostro. En la tierra caminamos hacia esta plenitud, en la espera gozosa que se cumpla el Reino de Dios".

Para leer la catequesis completa hacer clic acá.

El Bautismo de Jesús

En aquel tiempo, como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».
Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado».
(Lc 3,15-16.21-22)

Comentario
Hoy contemplamos a Jesús ya adulto. El niño del Pesebre se hace un hombre completo, maduro y respetable, y llega el momento en el que ha de trabajar en la obra que el Padre le ha confiado. Así es como le encontramos en el Jordán en el momento de empezar esta labor: uno más en la fila de aquellos contemporáneos suyos que iban a escuchar a Juan y a pedirle el baño del bautismo, como signo de purificación y renovación interior.
Allí, Jesús es descubierto y señalado por Dios: «Puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado’» (Lc 3,21-22). Es la etapa preparatoria del gran camino que está dispuesto a emprender y que le conducirá hasta la Cruz. Es el primer acto de su vida pública, su investidura como Mesías.
Es también el proemio de su modo de actuar: no obrará con violencia, ni con gritos y asperezas, sino con silencio y suavidad. No cortará la caña quebrada, sino que la ayudará a mantenerse firme. Abrirá los ojos a los ciegos y librará a los cautivos. Las señales mesiánicas que describía Isaías, se cumplirán en Él. Nosotros somos los beneficiarios de todas estas cosas porque, como leemos hoy en la carta de san Pablo: «Él nos salvó, no por nuestras buenas obras, sino en virtud de su misericordia, por medio del bautismo regenerador y la renovación del Espíritu Santo que derramó abundantemente sobre nosotros (...). De este modo, salvados por su gracia, Dios nos hace herederos conforme a la esperanza que tenemos de alcanzar la vida eterna» (Tit 3,5-7).
La fiesta del Bautismo de Jesús debe ayudarnos a recordar nuestro propio Bautismo y los compromisos que por nosotros tomaron nuestros padres y padrinos al presentarnos en la Iglesia para hacernos discípulos de Jesús: «El Bautismo nos ha liberado de todos los males, que son los pecados, pero con la gracia de Dios debemos cumplir todo lo bueno» (San Cesáreo de Arlés).
Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana (Sabadell, Barcelona, España) 

Catequesis del Papa: "Se ha hecho hombre"


Ciudad del Vaticano, Wednesday 9 January 2013 (Zenit.org).

En la Audiencia de los miércoles desarrollada esta mañana en el Aula Pablo VI, el papa Benedicto XVI quiso referirse al tiempo de Navidad recién celebrado, explicando el tema: “Se ha hecho hombre”.

Recordó que en estos días, en las iglesias ha sonado varias veces la palabra "Encarnación" de Dios, para expresar la realidad que se celebra en Navidad: el Hijo de Dios se hizo hombre. Y se preguntó: “¿Pero qué significa esta palabra central para la fe cristiana?”

El Catequista universal explicó que Encarnación viene del latín "incarnatio", que es recogida por el apóstol Juan en su evangelio con la frase: "la Palabra se hizo carne" (cf. Jn. 1,14) . Sobre esto, el papa dijo que “la palabra "carne", en el lenguaje hebreo, indica a la persona como un todo, el hombre entero, pero solo desde el aspecto de su transitoriedad y temporalidad, de su pobreza y contingencia.

De este modo, hizo ver que “Dios tomó la condición humana para sanarla de todo lo que la separa de Él, para que podemos llamarlo, en su Hijo unigénito, con el nombre de "Abbà, Padre" y ser verdaderamente hijos de Dios”.

Volviendo a la frase joánica, "La Palabra se hizo carne", enseñó que esta es una de esas verdades a las que los creyentes se han acostumbrado tanto a escuchar, “que apenas nos afecta la magnitud del evento que ella expresa”. Y advirtió que en este tiempo de Navidad, “a veces se está más preocupado por las apariencias exteriores, en los "colores" de la fiesta, que al corazón de la gran novedad cristiana que celebramos”.

Asombrarse y entregarse

Ante la rapidez con que pasan los acontecimientos y las luces multicolores de la Navidad, el Santo Padre invitó a los creyentes a “recuperar el asombro ante este misterio”. Un misterio que va más allá de lo que el hombre puede comprender, es situarse ante Dios, “el verdadero Dios, el Creador de todo, (que) ha recorrido como un hombre nuestras calles, entrando en el tiempo del hombre para comunicarnos su propia vida (cf. 1 Jn. 1,1-4)”.

Otro elemento que quiso subrayar el papa fue el hecho de que en Navidad se suelen intercambiar algunos regalos con las personas más cercanas. Y destacó de este tiempo, la cantidad de veces que en la liturgia se repite que Dios se entregó a la humanidad a través de su Hijo.

“En esa noche santa Dios, haciéndose carne, ha querido convertirse en un regalo para los hombres, se entregó por nosotros; Dios ha hecho de su Hijo único un don para nosotros, tomó nuestra humanidad para donarnos su divinidad. Este es el gran regalo”, reflexionó ante miles de fieles que lo escuchaban y meditaban con él.

Luego destacó que Dios no había “donado cualquier cosa”, sino que “se entregó a sí mismo en su Hijo Unigénito”. Presentó de esta manera “el modelo de nuestro dar, porque nuestras relaciones, sobre todo las más importantes, son impulsadas ​​por el don gratuito del amor”.

Un hecho histórico

En continuidad con sus investigaciones y reflexiones, entre las que está su reciente libro “La Infancia de Jesús”, el papa teólogo aclaró a los fieles que “el Hijo de Dios se hizo verdaderamente hombre, nacido de la Virgen María, en un tiempo y en un lugar específico, en Belén durante el reinado del emperador Augusto, bajo el gobernador Quirino (cf. Lc. 2,1-2)”. A esta certeza histórica, le añadió el hecho de que “creció en una familia, tuvo amigos, formó un grupo de discípulos, dio instrucciones a los apóstoles para continuar su misión, (y) completó el curso de su vida terrena en la cruz”.

Con estos hechos ha querido subrayar que este modo de actuar de Dios “es un poderoso estímulo para cuestionarnos sobre el realismo de nuestra fe, que no debe limitarse a la esfera de los sentimientos, de las emociones, sino que debe entrar en la realidad, en lo concreto de nuestra existencia”.

Y esta actitud madura del creyente, exhortó el papa, “debe tocar cada día de nuestras vidas y dirigirla también de una manera práctica”.

Dios y hombre verdadero

Un último elemento que puso en consideración el santo padre fue lo referido al “Dios hecho hombre”, como tituló su reflexión de hoy. Hizo ver que “esa misma Palabra que siempre ha estado con Dios, que es Dios mismo y por el cual y en vista del cual todas las cosas fueron creadas (cf. Col. 1,16-17), se ha hecho hombre”.

Y que este Dios “eterno e infinito”, fue quien “se sumergió en la finitud humana, en su criatura, para conducir al hombre y a la entera creación a Él”.

Es por ello que, con la Encarnación del Hijo de Dios, “se da una nueva creación”, que responde completamente a la pregunta ¿Quién es el hombre?. Ante ello, y en vista que “solo en Jesús se revela plenamente el proyecto de Dios sobre el ser humano” –continuó--, “Él es el hombre definitivo según Dios”.

Invitó finalmente a reconocer en ese niño, el Hijo de Dios contemplado en Navidad, “el verdadero rostro, no solo de Dios, sino el verdadero rostro del ser humano”. Y así, “solo abriéndonos a la acción de su gracia y tratando todos los días de seguirle, realizamos el plan de Dios en cada uno de nosotros”.

Se puede leer el texto completo de las palabras del Papa haciendo clic acá

Se puede acceder al video de las palabras del Papa en español haciendo clic acá

Fuente: Zenit

Epifanía del Señor

Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’».
Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.
(Mt 2,1-12)

Comentario
Hoy, el profeta Isaías nos anima: «Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti» (Is 60,1). Esa luz que había visto el profeta es la estrella que ven los Magos en Oriente, con muchos otros hombres. Los Magos descubren su significado. Los demás la contemplan como algo que les parece admirable, pero que no les afecta. Y, así, no reaccionan. Los Magos se dan cuenta de que, con ella, Dios les envía un mensaje importante por el que vale la pena cargar con las molestias de dejar la comodidad de lo seguro, y arriesgarse a un viaje incierto: la esperanza de encontrar al Rey les lleva a seguir a esa estrella, que habían anunciado los profetas y esperado el pueblo de Israel durante siglos.
Llegan a Jerusalén, la capital de los judíos. Piensan que allí sabrán indicarles el lugar preciso donde ha nacido su Rey. Efectivamente, les dirán: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta» (Mt 2,5). La noticia de la llegada de los Magos y su pregunta se propagaría por toda Jerusalén en poco tiempo: Jerusalén era entonces una ciudad pequeña, y la presencia de los Magos con su séquito debió ser notada por todos sus habitantes, pues «el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén» (Mt 2,3), nos dice el Evangelio.
Jesucristo se cruza en la vida de muchas personas, a quienes no interesa. Un pequeño esfuerzo habría cambiado sus vidas, habrían encontrado al Rey del Gozo y de la Paz. Esto requiere la buena voluntad de buscarle, de movernos, de preguntar sin desanimarnos, como los Magos, de salir de nuestra poltronería, de nuestra rutina, de apreciar el inmenso valor de encontrar a Cristo. Si no le encontramos, no hemos encontrado nada en la vida, porque sólo Él es el Salvador: encontrar a Jesús es encontrar el Camino que nos lleva a conocer la Verdad que nos da la Vida. Y, sin Él, nada de nada vale la pena.
Rev. D. Joaquim VILLANUEVA i Poll (Barcelona, España)

Mensaje del Papa por la Jornada Mundial por la Paz


En la mañana del pasado 15 de diciembre, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar la presentación del Mensaje del Santo Padre para la XLVI Jornada Mundial de la Paz que se celebra el 1 de enero y cuyo tema este año es “Bienaventurados los que trabajan por la paz”. Han intervenido el cardenal Peter K. A. Turkson y monseñor Mario Toso, respectivamente presidente y secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

El cardenal se ha referido, en primer lugar, al carácter “concreto” del documento: “La expresión evangélica del título -ha dicho- puede hacer pensar en un mensaje sobre todo de tipo espiritual, por así decir, teórico. En cambio, la argumentación del Papa es extremadamente adherente a la realidad. Constata un hecho: la existencia, en medio de conflictos, tensiones y violencias, de numerosos artífices de paz; en la explicación de la bienaventuranza evangélica subraya como ésta sea una promesa que es certeza, en cuanto procede de Dios, que no está ligada al futuro, sino que se ha cumplido ya en esta vida; indica claramente que deben hacer los artífices de paz: promover la vida en su plenitud, en su integridad, por lo tanto, en todas las dimensiones de la persona humana; llama la atención sobre los problemas más urgentes: la recta visión del matrimonio, el derecho a la objeción de conciencia, la libertad religiosa, (...), la cuestión del trabajo y el desempleo, la crisis alimentaria, la crisis financiera, el papel de la familia en la educación”.

En segundo lugar ha subrayado la “positividad” del mensaje que, “además de abrir la puerta a la esperanza, refleja el amor a la vida y a la vida en su plenitud, por lo cual, al lado de los temas de la defensa de la vida, el Papa resalta aquellos unidos a la justicia, necesarios para una vida digna, en plenitud, es decir en la que todos tengan la posibilidad de desarrollar sus propias potencialidades”.

Otra característica es “el aspecto educativo y pedagógico” del texto. “Un aspecto -ha reiterado el cardenal Turkson- muy importante para la Iglesia, que tiene entre sus tareas la de 'formar las conciencias'. Bajo este aspecto, es digno de nota el llamamiento del pontífice a la responsabilidad de las diversas instancias educativas llamadas a formar clases dirigentes adecuadas y a estudiar nuevos modelos económicos y financieros. Esto es necesario para superar la fase particularmente grave que atraviesa el mundo globalizado, una fase de profunda crisis espiritual y moral en la que todavía hay conflictos sangrientos y múltiples amenazas a la paz”.

Por su parte Monseñor Toso ha señalado que el mensaje de Benedicto XVI es “una invitación a ser artífices de paz a trescientos sesenta grados, tutelando e implementando todos los derechos y deberes del ser humano y de la comunidad”.

“En este sentido - ha proseguido- es sintomático del modo de ver y de sentir del pontífice, el pasaje en que, en un contexto de recesión económica -causada también por la crisis financiera comenzada en 2007- polemizando con las ideologías del liberalismo radical y de la tecnocracia, según las cuales el desarrollo sería posible sin el progreso social y democrático, invita a no erosionar los derechos sociales, entre los cuales, sobre todo el derecho al trabajo. Este es un derecho fundamental y no marginal. Sin la defensa y la promoción de los derechos sociales -como enseñaban en el siglo pasado los liberales, comunistas, socialistas y católicos- no se realizan adecuadamente los derechos civiles y políticos. La misma democracia, sustancial, social y participativa peligraría.

“En breve, el mensaje aboga por el crecimiento de una familia humana que no esté dividida entre grupos y pueblos en favor de la vida y grupos políticos que militan, en cambio, por la paz, sin tener en cambio la misma 'pasión' por la defensa de la vida humana, desde el amanecer hasta el ocaso. La paz y el bien común se persiguen comunitariamente, realizando el bien pleno de cada ser humano y de cada pueblo”, ha concluido, el secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

El texto completo del documento papal puede leerse haciendo clic acá.

Horarios especiales en Enero 2013


A continuación informamos a la comunidad parroquial los horarios especiales de actividades que tendremos durante este mes de Enero 2013:

Misas:

Se celebrarán los días sábados a las 20 horas y los domingos a las 11 y a las 20 hs.
No habrá celebraciones de misas de lunes a viernes durante enero.

Secretaría:

Atenderá solamente los días 5, 12 y 19 de Enero de 18 a 20. Y a partir del 21 de Enero hasta el 1° de Febrero de lunes a viernes de 18 a 20 horas.

Servicio sacerdotal de urgencia (de  21:30 a 06:30 horas). Teléfono: 421.0992