Reflexiones de los obispos al acercarnos a la Navidad


Creemos en Jesucristo, Señor de la historia

Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento…Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás. (Flp 2,2.4)


El Año de la fe que hemos iniciado nos convoca a renovar nuestra fe en el Dios vivo y verdadero con una conciencia agradecida por el don recibido. Desde los orígenes de nuestra nacionalidad la fe cristiana fue transmitida en el ejercicio de la misión de la Iglesia, en el seno de las familias y por medio de sus proyecciones en la cultura de nuestro pueblo. Por eso, damos gracias por la fe de tantos argentinos que, a lo largo de nuestra historia, han sido testigos del Evangelio y ciudadanos ejemplares.

El centro de la fe cristiana es Jesucristo el Hijo de Dios hecho hombre, nuestro hermano y nuestro Redentor que nos ha revelado el amor del Padre y nos ha comunicado el Espíritu Santo, fuente de renovación y de unidad.

Al profesar con alegría y entusiasmo la fe expresamos nuestro deseo de difundirla y compartirla, de encarnarla en nuestra vida y en todas sus manifestaciones. Benedicto XVI al invitarnos a celebrar este tiempo de conversión, de reflexión sincera y de nueva adhesión al Señor nos ha recordado que la fe no puede quedar recluida en lo íntimo del corazón, sino que tiene una dimensión pública: requiere ser manifestada con coherencia en nuestras opciones temporales. (Benedicto XVI, Porta fidei 10)

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos

Invocamos a Jesucristo como Señor de la historia, y reconocemos que tenemos necesidad de Él, de su luz, de su perdón y de su gracia, para edificar la comunidad humana en la verdad, la justicia y el amor, según el plan de Dios. Varias veces, haciéndonos eco de una convicción ampliamente extendida, hemos afirmado que nos encontramos sumidos en una profunda crisis moral, que revela que la fe no impregna plenamente nuestro estilo de vida. Lo manifestamos en la oración que rezamos por la patria, al decir: Nos sentimos heridos y agobiados.

Esta dolorosa situación se refleja en todos los órdenes de la vida nacional. Podemos salir de ella mediante la conversión a Dios, el único Señor, abandonando el pecado y asumiendo el compromiso de cumplir sus mandamientos: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas… Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mc 12,30-31) Este doble mandamiento del amor inspira el ejercicio de la justicia, que es la virtud básica de la vida social.

Queremos ser nación

Como señala Benedicto XVI, en este Año “será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado” (Benedicto XVI, Porta fidei 13)

Estas palabras del Santo Padre nos interpelan, especialmente cuando miramos la vida de nuestra patria. Así como hemos dado gracias por la fecundidad de la fe en Argentina, también nos sentimos movidos a un examen de conciencia, a la conversión y a una purificación del corazón.

La patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad. Un regalo que debemos cuidar y perfeccionar (Cf. CEA, Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad 11). Es esperanzador constatar que, no obstante tantas dificultades, sigue vivo en el alma de nuestro pueblo el deseo de ser nación y de construir juntos un proyecto de país.

La fe nos alienta a revisar nuestra vida personal y social a la luz de Jesucristo. Él es la Verdad que nos hace libres. El encuentro con el Señor despierta en el corazón del hombre aquellas energías espirituales y morales que necesitamos para fortalecer nuestro compromiso ciudadano. Aspiramos a ser una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.

Con todos los discípulos misioneros de Jesús en Argentina ya estamos transitando los caminos de la nueva evangelización. Como pastores renovamos nuestro compromiso con el anuncio del Evangelio. Es el principal servicio que podemos ofrecerle a la sociedad argentina. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios, para amar a todos sin excluir a nadie. El Hijo de Dios, al encarnarse, tomó la condición de servidor (Cf. Flp 2,7). En este Año de la fe, Él nos
invita a ser plenamente libres, haciéndonos como Él servidores los unos de los otros, superando
tanto el egoísmo, como actitudes meramente partidistas.

Todos los habitantes de nuestra patria necesitan sentirse respaldados por una dirigencia que no piense solo en sus propios intereses, sino que se preocupe prioritariamente por el bien común. “La felicidad está más en dar que en recibir” (Hch 20,35).

Recordamos, una vez más, que este servicio al bien común requiere una dedicación generosa a promover la dignidad de nuestros hermanos más pobres en su vida personal y familiar, para que sean protagonistas de su propio desarrollo integral. La educación y el trabajo siguen siendo los instrumentos que les permiten a las personas y a las comunidades ser artífices de su propio destino.

Los obispos argentinos, reunidos en nuestra 104 Asamblea Plenaria, hemos repasado con honda preocupación algunos síntomas de la persistencia de esta crisis moral y cultural. Compartimos algunos de ellos:

1. La dignidad de la vida desde la concepción hasta su término natural es la base de todos los derechos humanos. Reiteramos, una vez más, que el ordenamiento jurídico debe respetar el derecho a la vida.

2. La familia, fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer, es un valor arraigado en nuestro pueblo. Anterior al estado, es la base de toda la sociedad y nada puede reemplazarla. Vemos con preocupación una corriente cultural y un conjunto de iniciativas legislativas que parecen soslayar su importancia o dañar su identidad.

3. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Tienen el derecho de que el sistema educativo no les imponga contenidos contrarios a sus convicciones morales y religiosas. Deseamos que toda la sociedad tome una mayor conciencia de la necesidad de mejorar el sistema educativo, de modo tal, que los más pobres sean sus principales beneficiarios. La necesaria preparación para la vida cívica de niños y jóvenes debe excluir la politización prematura y partidista de los alumnos.

4. Constatamos una angustia generalizada en nuestro pueblo por la vida de los jóvenes. Es enorme la cantidad de ellos que no estudian ni trabajan: ésta es una de las hipotecas sociales más desafiante para los argentinos.

5. La droga se extiende por el crecimiento del crimen del narcotráfico y la red de complicidades que lo sustentan. Pensamos que ésta es una de las causas principales de la proliferación del delito y de la consiguiente inseguridad.

6. A casi treinta años de la democracia, los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables. Se extiende el temor a que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre expresión y la participación de todos en la vida cívica.

Concédenos la sabiduría del diálogo

Toda sociedad tiene conflictos. La democracia, tal como lo refleja la doctrina social de la Iglesia, no se construye agudizándolos, sino concretando los ideales de una verdadera amistad social.

Algunas sombras nos han perseguido a lo largo de nuestra historia, que en distintos momentos han acentuado su intensidad e impedido una vigencia más plena del orden democrático. Una es el excesivo caudillismo, que atenta contra el desarrollo armónico de las instituciones, acentúa su deterioro y menoscaba la autonomía de cada uno de los poderes del estado, tanto en el orden nacional como provincial. Esto es particularmente delicado cuando se trata de la independencia del Poder Judicial.

Otra sombra es la oposición entre las visiones unitaria y federal de la nación, la cual se extendió fuertemente en los albores de nuestra patria, e intermitentemente se manifiesta en distintos momentos de la historia. Cuando en nuestra oración por la patria decimos que queremos ser nación expresamos un anhelo claramente manifiesto en nuestra Constitución. Queremos ser una nación basada efectivamente en un sistema republicano, representativo y federal.

Llegando la Navidad los argentinos debemos recordarnos la deuda pendiente de nuestra reconciliación. Se hace cada vez más necesario generar contextos de encuentro, de diálogo, de comunión fraterna que nos permitan reconocernos y tratarnos como hermanos, aborreciendo el odio y construyendo la paz.

El niño que María recuesta en el pesebre es el Señor de la historia. A Él volvemos a dirigirle nuestra plegaria: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos…” A la Virgen María, Nuestra Señora de Luján, le confiamos nuestras inquietudes y ponemos en sus manos nuestras esperanzas.

104ª Asamblea Plenaria
Conferencia Episcopal Argentina
Año de la Fe.  Adviento 2012

Novena Parroquial 2012: 29/Nov al 7/Dic.

Novena Parroquial 2012: 29 Nov. al 7 Dic.

Nueve días para contemplar en la Fe, con María, a Jesús que se acerca.


Primero realizar una lectura orante de Juan 4, 4-42, y luego cada día:

> Día 29: Jesús experimenta nuestro cansancio, se sienta junto al pozo, tiene sed 4,4-6
                  Mirando la humanidad de Jesús, rezamos por los cansados y agobiados

> Día 30: La Samaritana sale de su casa y va al pozo de Jacob  4,7
                 Saliendo de nuestro entorno, rezamos por los enfermos

> Día 1°: Jesús pide de beber 4,7.9.  al encontrarse con la Samaritana
                ¿Qué nos pide a nosotros? Recemos por las familias

> Día 2: … si conocieras el don de Dios… 4,10
               Recemos por el mundo de la educación

> Día 3: El dialogo salvífico, profético y misericordioso 4,10-20
               Recemos por la Patria y por nuestros vecinos

> Día 4: Dónde adorar 4,20-26
              Recemos por la paz

> Día 5: …dejó el cántaro… 4,28
               Recemos por el mundo del trabajo

> Día 6: …vengan a ver… 4,29-30.39-42
              Recemos por las vocaciones consagradas

> Día 7: …tengo otro alimento…4,31-38
              Recemos por las misiones

> Día 8:  FIESTA DE LA COMUNIDAD CON MARÍA

Oración diaria:
Virgen del Valle, madre de la esperanza, ayúdanos a ser una familia alimentada por la Palabra y la Eucaristía, conozca y ame la cultura cordobesa, para que a través del discernimiento comunitario y la integración de la variedad de dones carismas y ministerios, seamos discípulos y profetas, asumamos la opción de Jesús por los pobres, débiles y enfermos, y con humildad y gratitud caminemos hacia la santidad protagonizando la nueva evangelización.

Agenda Parroquial 25 Nov. al 1 Dic.


DOMINGO 25 DE NOVIEMBRE

Jesucristo, Rey del Universo
11 hs: Santa Misa.
20 hs: Santa Misa.

LUNES 26 DE NOVIEMBRE

18 a 19:45 hs: Narcóticos Anónimos.

MARTES 27 DE NOVIEMBRE

9 a 10 hs: Gimnasia.
14:30 a 16:30 hs: Taller de Corte y Confección.
19:30 a 21:30 hs: Alcohólicos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.

MIÉRCOLES 28 DE NOVIEMBRE

19 hs: Coro.
19:30 hs: Narcóticos Anónimos.
20 hs: Santa Misa (Rezo del Rosario antes de la Misa).
20:30 hs: Taller del Padre Pablo Fuentes.
21 hs: Jóvenes Universitarios.

JUEVES 29 DE NOVIEMBRE

9 a 10 hs: Gimnasia.
19:30 hs: Alcohólicos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.
Novena Parroquial: 29-Nov al 7-Dic. Lectura Orante: Juan 4, 4-42
1er. Día. Juan 4, 4-6: Mirando la humanidad de Jesús rezamos con los cansados y agobiados.

VIERNES 30 DE NOVIEMBRE

19:30 hs: Narcóticos Anónimos.
19:30 hs: Adoración Eucarística
20 hs: Santa Misa.
2do. Día Novena Parroquial. Juan 4, 7: Saliendo de nuestro entorno, rezamos por los enfermos.

SÁBADO 1 DE DICIEMBRE

10 hs: Apoyo Escolar.
10:30 hs: Infancia Misionera.
18:30 hs: Bautismos
20 hs: Santa Misa.
3er. Díe Novena Parroquial. Juan 4, 7-9: ¿Qué nos pide a nosotros? Recemos con las familias.

Evangelio - Fiesta de Cristo Rey

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».
(Jn 18,33-37)

Comentario
Hoy, Jesucristo nos es presentado como Rey del Universo. Siempre me ha llamado la atención el énfasis que la Biblia da al nombre de “Rey” cuando lo aplica al Señor. «El Señor reina, vestido de majestad», hemos cantado en el Salmo 92. «Soy rey» (Jn 18,37), hemos oído en boca de Jesús mismo. «Bendito el rey que viene en nombre del Señor» (Lc 19,14), decía la gente cuando Él entraba en Jerusalén.
Ciertamente, la palabra “Rey”, aplicada a Dios y a Jesucristo, no tiene las connotaciones de la monarquía política tal como la conocemos. Pero, en cambio, sí que hay una cierta relación entre el lenguaje popular y el lenguaje bíblico respecto a la palabra “rey”. Por ejemplo, cuando una madre cuida a su bebé de pocos meses y le dice: —Tú eres el rey de la casa. ¿Qué está diciendo? Algo muy sencillo: que para ella este niñito ocupa el primer lugar, que lo es todo para ella. Cuando los jóvenes dicen que fulano es el rey del Rock quieren decir que no hay nadie igual, lo mismo cuando hablan del rey del baloncesto. Entrad en el cuarto de un adolescente y veréis en la pared quiénes son sus “reyes”. Creo que estas expresiones populares se parecen más a lo que queremos decir cuando aclamamos a Dios como nuestro Rey y nos ayudan a entender la afirmación de Jesús sobre su realeza: «Mi Reino no es de este mundo» (Jn 18,36).
Para los cristianos nuestro Rey es el Señor, es decir, el centro hacia el que se dirige el sentido más profundo de nuestra vida. Al pedir en el Padrenuestro que venga a nosotros su reino, expresamos nuestro deseo de que crezca el número de personas que encuentren en Dios la fuente de la felicidad y se esfuercen por seguir el camino que Él nos ha enseñado, el camino de las bienaventuranzas. Pidámoslo de todo corazón, pues «dondequiera que esté Jesucristo, allí estará nuestra vida y nuestro reino» (San Ambrosio).
Rev. D. Frederic RÀFOLS i Vidal (Barcelona, España)

Invitación del COMIPAZ

El Comité Interreligioso por la Paz (COMIPAZ) 
invita a toda la comunidad a realizar una 
“Ofrenda por la paz en Medio Oriente” 
en la plaza San Martín (Córdoba)
este viernes 23 de noviembre a las 12 hs.

Agenda Parroquial 18 al 24 de Noviembre


DOMINGO 18 DE NOVIEMBRE

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario.
11 hs: Santa Misa.
20 hs: Santa Misa.

LUNES 19 DE NOVIEMBRE

18 a 19:45 hs: Narcóticos Anónimos.

MARTES 20 DE NOVIEMBRE

9 a 10 hs: Gimnasia.
14:30 a 16:30 hs: Taller de Corte y Confección.
19:30 a 21:30 hs: Alcohólicos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.
20:45 hs: Reunión de Ministros Extraordinarios de la Eucaristía.

MIÉRCOLES 21 DE NOVIEMBRE

15 hs: Grupo Solidaridad – Costureros.
19 hs: Coro.
19:30 hs: Narcóticos Anónimos.
20 hs: Santa Misa (Rezo del Rosario antes de la Misa).
20:30 hs: Taller del Padre Pablo Fuentes.
21 hs: Jóvenes Universitarios.

JUEVES 22 DE NOVIEMBRE

9 a 10 hs: Gimnasia.
19:30 hs: Alcohólicos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.

VIERNES 23 DE NOVIEMBRE

19:30 hs: Narcóticos Anónimos.
19:30 hs: Adoración Eucarística
20 hs: Santa Misa.

SÁBADO 24 DE NOVIEMBRE

10 hs: Apoyo Escolar.
10:30 hs: Infancia Misionera.
10 a 13 hs: Mercado de Pulgas. Feria de Verano.
17:30 hs: Catequesis Bautismal.
20 hs: Santa Misa.

Evangelio del Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En aquellos días, después de la tribulación aquella, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y los astros estarán cayendo del cielo, y las fuerzas que hay en los cielos serán sacudidas. Entonces, verán al Hijo del hombre viniendo en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará a los ángeles, y congregará a sus elegidos de los cuatro vientos, desde la extremidad de la tierra hasta la extremidad del cielo.
»De la higuera aprended la semejanza: cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y brotan las hojas, conocéis que el verano está cerca; así también, cuando veáis suceder todo esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. En verdad, os digo, la generación ésta no pasará sin que todas estas cosas se hayan efectuado. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas en cuanto al día y la hora, nadie sabe, ni los mismos ángeles del cielo, ni el Hijo, sino el Padre».
(Mc 13,24-32)

Comentario
Hoy recordamos cómo, al comienzo del año litúrgico, la Iglesia nos preparaba para la primera llegada de Cristo que nos trae la salvación. A dos semanas del final del año, nos prepara para la segunda venida, aquella en la que se pronunciará la última y definitiva palabra sobre cada uno de nosotros.
Ante el Evangelio de hoy podemos pensar que “largo me lo fiáis”, pero «Él está cerca» (Mc 13,29). Y, sin embargo, resulta molesto —¡hasta incorrecto!— en nuestra sociedad aludir a la muerte. Sin embargo, no podemos hablar de resurrección sin pensar que hemos de morir. El fin del mundo se origina para cada uno de nosotros el día que fallezcamos, momento en el que terminará el tiempo que se nos habrá dado para optar. El Evangelio es siempre una Buena Noticia y el Dios de Cristo es Dios de Vida: ¿por qué ese miedo?; ¿acaso por nuestra falta de esperanza?
Ante la inmediatez de ese juicio hemos de saber convertirnos en jueces severos, no de los demás, sino de nosotros mismos. No caer en la trampa de la autojustificación, del relativismo o del “yo no lo veo así”... Jesucristo se nos da a través de la Iglesia y, con Él, los medios y recursos para que ese juicio universal no sea el día de nuestra condenación, sino un espectáculo muy interesante, en el que por fin, se harán públicas las verdades más ocultas de los conflictos que tanto han atormentado a los hombres.
La Iglesia anuncia que tenemos un salvador, Cristo, el Señor. ¡Menos miedos y más coherencia en nuestro actuar con lo que creemos! «Cuando lleguemos a la presencia de Dios, se nos preguntarán dos cosas: si estábamos en la Iglesia y si trabajábamos en la Iglesia, Todo lo demás no tiene valor» (Card. J.H. Newman). La Iglesia no sólo nos enseña una forma de morir, sino una de forma de vivir para poder resucitar. Porque lo que predica no es su mensaje, sino el de Aquél cuya palabra es fuente de vida. Sólo desde esta esperanza afrontaremos con serenidad el juicio de Dios.
Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez (Rubí, Barcelona, España)

La beatificación de la Hna. María Crescencia Pérez


Queridos hermanos y hermanas del santo pueblo de Dios:

1. Apenas comenzado el Año de la Fe, Dios regala a su Iglesia la beatificación de la Hna. María Crescencia Pérez, religiosa argentina de la Congregación Hijas de María Santísima del Huerto. La Hna. María Crescencia nació en San Martín (Provincia de Buenos Aires) el 17 de agosto de 1897 y murió el 20 de mayo de 1932 en Vallenar (Chile). En su familia, profundamente cristiana, aprendió a vivir con plena apertura a la voluntad de Dios y al servicio de los hermanos, en particular a los más débiles y sufrientes. Su vida como religiosa estuvo marcada por la sencillez, la oración y el cuidado de los pobres y los enfermos, manifestando que el Evangelio es capaz de dar plenitud y alegría a quienes viven según sus valores. Su vida de oración la llevó a una honda experiencia de Dios y a una profunda sintonía espiritual con los hermanos probados por el dolor. La devoción mariana y el deseo de dar a conocer a Jesucristo a sus hermanos marcaron su itinerario espiritual y apostólico.

2. La beatificación es una gracia singular para la Iglesia en Argentina y para las religiosas de la Congregación Hijas de María Santísima del Huerto. La Iglesia nos propone con este acontecimiento un modelo de vida, que muestra la belleza del Evangelio cuando es vivido con radicalidad, coherencia y hondura.

3. Aludiendo al pasaje evangélico en el que Jesús es ungido por María de Betania (Jn 12, 1-8), el Beato Juan Pablo II reflexionaba: “…A quien se le concede el don inestimable de seguir más de cerca al Señor Jesús, resulta obvio que Él puede y debe ser amado con corazón indiviso, que  se puede entregar a Él toda la vida, y no sólo algunos gestos, momentos o ciertas actividades. El ungüento precioso derramado como puro acto de amor, más allá de cualquier consideración utilitarista, es signo de una sobreabundancia de gratuidad, tal como se manifiesta en una vida gastada en amar y servir al Señor, para dedicarse a su persona y a su Cuerpo místico…”   La Hna. María Crescencia nos muestra que Dios puede y debe ser amado por encima de todo; que Jesucristo es el Único necesario, el Tesoro por quien vale la pena vender todo; el Esposo, a quien entregarse con amor indiviso; el Señor, a quien se sigue hasta el extremo. Una vida así entendida y vivida se hace misteriosamente fecunda, testimonio y profecía de la Vida plena; servicio y compromiso en favor de la Vida, especialmente allí donde clama porque está más amenazada.

4. Los obispos argentinos queremos expresar nuestra alegría y gratitud por el don de la vida consagrada de la Hna. María Crescencia, que reconocemos como una gracia singular para la Iglesia en nuestra Patria. Y queremos valorar y agradecer el testimonio y la entrega de tantas mujeres que desde el silencio de los claustros o en los más variados servicios apostólicos siguen manifestando la sobreabundancia de la gratuidad en sus vidas.

5. Confiamos que el ejemplo y la intercesión de la Hna. María Crescencia será ocasión providencial para la constante renovación de la vida de las religiosas en nuestra Patria, que encontrarán en ella un modelo y estímulo en el camino del seguimiento del Señor. Así mismo abrigamos la esperanza –y así lo pedimos a Dios- que esta beatificación suscite una más incisiva pastoral vocacional que ayude a las jóvenes de nuestras diócesis a reconocer la llamada del Maestro y a responderle con generosa disponibilidad.

6. A todos los fieles los invitamos a reconocer en esta beatificación una nueva llamada de Dios para responder a la común vocación a la santidad que todos recibimos en el bautismo, según la rica y vigente enseñanza del Concilio Vaticano II. Los santos son quienes, mejor que nadie, han plasmado el estilo pastoral que reclama la nueva evangelización y que se caracteriza por la alegría, el entusiasmo y la cercanía. A ellos volvemos nuestra mirada para animarnos en la misión y a su intercesión confiamos nuestros proyectos pastorales.

Los Obispos de Argentina
Pilar, noviembre de 2012

Ser servidores de la reconciliación


Texto completo de la Declaración de los obispos argentinos
104º Asamblea Plenaria, 9 de noviembre de 2012

"La fe en Jesucristo nos mueve a la verdad, la justicia y la paz"

Muy apreciados hermanos y hermanas:

1. Como creyentes y pastores, queremos ser servidores de la reconciliación, en medio del pueblo argentino, y como parte de él. Estamos felices de haber recibido esta vocación. Reconocemos sin embargo nuestra limitación y pobreza, para una tarea tan amplia y exigente. Pero en este Año de la Fe, renovamos nuestra confianza, “porque Cristo es nuestra paz” (Ef 2,14). Él ha restablecido la paz por la sangre de su cruz (cf Col 1,20).

2. La patria argentina ha vivido momentos difíciles y críticos, a lo largo de sus doscientos años de historia. Un tiempo especial de desencuentro y de enfrentamientos dolorosos, fue la década del 70. Han pasado muchos años y siguen surgiendo interrogantes acerca de los hechos ocurridos, y de la responsabilidad que tuvieron personas e instituciones. Al volver sobre aquellos hechos, es preciso tener en cuenta el contexto socio-político de la época, y los diversos actores que entonces intervinieron.

Algunas afirmaciones recientes, a partir de las declaraciones del ex-presidente “de facto” J. R. Videla, atribuyen a quienes entonces conducían el Episcopado, alguna complicidad con hechos delictivos. Como ha respondido el actual presidente de la Conferencia: que haya habido “una suerte de connivencia es totalmente alejado de la verdad de lo que hicieron los obispos involucrados en ese momento” [la presidencia del Episcopado] (La Nación 5/8/12).

3. Conocemos los sufrimientos y reclamos de la Iglesia, por tantos desaparecidos, torturados, ejecutados sin juicio, niños quitados a sus madres, a causa del terrorismo de Estado. Como también sabemos de la muerte y desolación, causada por la violencia guerrillera. No podemos ni queremos eludir la responsabilidad de avanzar en el conocimiento de esa verdad dolorosa y comprometedora para todos. A pesar de que la historia vivida no se deja desentrañar fácilmente, y tampoco la responsabilidad que cabe a cada persona, nos queda la preocupación por completar un estudio demorado pero necesario.

4. De nuestros hermanos mayores, los obispos que nos precedieron, hemos recibido su palabra y testimonio. Sobre su modo de actuar, volvemos con respeto, sin poder conocer a fondo cuánto supieron personalmente de lo que estaba sucediendo. Ellos intentaron hacer cuanto estaba a su alcance por el bien de todos, de acuerdo con su conciencia y juicio prudencial. Por eso mismo, aun deseando penetrar más en la verdad de los hechos y de las personas, consideramos conveniente recordar algunos párrafos de su enseñanza, que al repasarla aparece lúcida y oportuna. Reconocemos, además, que no todos los miembros de la Iglesia pensaron y actuaron con idénticos criterios.

5. De entre tantas declaraciones y publicaciones, ofrecemos algunos ejemplos: “Someter a una persona a la tortura para arrancarle informaciones o confesiones ... siempre es ilícito” (Declaración de la CEA, 16/3/72). “No será vano reiterar que para todo cristiano, no excluidos quienes ejercen autoridad, aún a costa de la eficacia inmediata, hoy como siempre y en toda circunstancia conserva su valor ético: el fin no justifica los medios” (Carta colectiva CEA, Reflexión cristiana para el pueblo de la Patria, 7/5/1977).

Unos años más tarde, el documento Iglesia y Comunidad Nacional (1981), condenó de varias maneras todo tipo de violencia. En síntesis: la lucha armada nunca es un camino legítimo para la búsqueda de logros sociales, por más buenos que parezcan. Por eso es reprobable la violencia ejercida por la guerrilla, que aun operando durante el gobierno democrático, atentó contra la vida de personas e instituciones. Pero menos aún puede legitimarse la violencia ejercida por el Estado, fuera de la ley, ni por grupos paramilitares. Es el Estado el responsable de tutelar los derechos de todos (cf ICN 33. 97. 133). Y en esa ocasión dijeron los obispos: “Porque se hace urgente la reconciliación argentina, queremos afirmar que ella se edifica sólo sobre la verdad, la justicia y la libertad, impregnadas en la misericordia y en el amor” (ICN 34).

6. En el año 2000, la celebración del gran Jubileo, fue una oportunidad importante e inspiradora, que motivó a la Iglesia a revisar su vida y a pedir perdón, como pocas instituciones lo hicieron. En aquella ocasión, imploramos la misericordia de Dios: “porque en diferentes momentos de nuestra historia, hemos sido indulgentes con posturas totalitarias, lesionando libertades democráticas, que brotan de la dignidad humana”; y también “porque con algunas acciones u omisiones hemos discriminado a muchos de nuestros hermanos, sin comprometernos suficientemente en la defensa de sus derechos” (Encuentro Eucarístico Nacional, Córdoba, septiembre del 2000).

7. Queremos estar cerca de cuantos sufren todavía por hechos no esclarecidos ni reparados. Cuando la justicia es demasiado largamente esperada, deja de ser justicia, y agrega dolor y escepticismo. Sabemos que en miles de familias hay heridas abiertas y angustiosas, por lo acontecido después del secuestro, detención o desaparición de un ser querido. Compartimos el dolor de todos ellos y reiteramos el pedido de perdón a quienes hayamos defraudado o no acompañado como debimos.

8. Nos sentimos comprometidos a promover un estudio más completo de esos acontecimientos, a fin de seguir buscando la verdad, en la certeza de que ella nos hará libres (cf Jn 8,32). Por ello nos estamos abocando a revisar todos los antecedentes a nuestro alcance. Asimismo alentamos a otros interesados e investigadores, a realizarlo en los ámbitos que corresponda. De nuestra parte, hemos colaborado con la justicia, cuando se nos solicitó información, de la cual podíamos disponer. Además, exhortamos a quienes tengan datos sobre el paradero de niños robados, o conozcan lugares de sepultura clandestina, que se reconozcan moralmente obligados a acudir a las autoridades pertinentes.

9. Seguimos comprometidos y empeñados en promover la fraternidad y la amistad social en el pueblo argentino, para lograr caminar juntos en la búsqueda del bien común. La reconciliación no es “borrón y cuenta nueva”, y menos impunidad. Es necesario: el empeño en la búsqueda de la verdad, el reconocimiento de cuanto sea deplorable, el arrepentimiento de quienes sean culpables, y la reparación en justicia de los daños causados (cf JUAN PABLO II, Jornada por la Paz 1997). También debemos reconocer que el perdón y la reconciliación son dones de un Dios, que nos hace hermanos.

10. En este Año de la fe, que estamos comenzando con la Iglesia en todo el mundo, y en el camino del Bicentenario de la Patria (2010-2016), renovamos nuestra vocación de servidores de todos, en especial de los que más sufren. La Virgen María, al pie de la cruz, experimentó el dolor por la muerte de su Hijo. A Ella le pedimos que abrace con ternura a cuantos esperan el consuelo de la verdad, la justicia y la paz.

Los obispos de la República Argentina
104º Asamblea Plenaria, 9 de noviembre de 2012

Agenda Parroquial 11 al 17 de Noviembre


DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE

Domingo XXXII del Tiempo Ordinario.
11 hs: Santa Misa.
20 hs: Santa Misa.

LUNES 12 DE NOVIEMBRE

18 a 19:45 hs: Narcóticos Anónimos.

MARTES 13 DE NOVIEMBRE

9 a 10 hs: Gimnasia.
14:30 a 16:30 hs: Taller de Corte y Confección.
19:30 a 21:30 hs: Alcohólicos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.
21,15 hs: Catequistas para 2013

MIÉRCOLES 14 DE NOVIEMBRE

15 hs: Grupo Solidaridad – Costureros.
19 hs: Coro.
19:30 hs: Narcóticos Anónimos.
20 hs: Santa Misa (Rezo del Rosario antes de la Misa).
20:30 hs: Taller del Padre Pablo Fuentes.
21 hs: Jóvenes Universitarios.

JUEVES 15 DE NOVIEMBRE

9 a 10 hs: Gimnasia.
19:30 hs: Alcohólicos Anónimos.
20 hs: Santa Misa.
21:15 hs: Catequistas – Animadores Ca.Fa.

VIERNES 16 DE NOVIEMBRE

19:30 hs: Narcóticos Anónimos.
19:30 hs: Adoración Eucarística
20 hs: Santa Misa.

SÁBADO 17 DE NOVIEMBRE

10 hs: Apoyo Escolar.
10:30 hs: Infancia Misionera.
18:30 hs: Bautismos.
20 hs: Santa Misa.

Evangelio del Domingo XXXII del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, dijo Jesús a las gentes en su predicación: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa».
Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir».
(Mt 25,1-13)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos presenta a Cristo como Maestro, y nos habla del desprendimiento que hemos de vivir. Un desprendimiento, en primer lugar, del honor o reconocimiento propios, que a veces vamos buscando: «Guardaos de (…) ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes» (cf. Mc 12,38-39). En este sentido, Jesús nos previene del mal ejemplo de los escribas.
Desprendimiento, en segundo lugar, de las cosas materiales. Jesucristo alaba a la viuda pobre, a la vez que lamenta la falsedad de otros: «Todos han echado de lo que les sobraba, ésta [la viuda], en cambio, ha echado de lo que necesitaba» (Mc 12,44).
Quien no vive el desprendimiento de los bienes temporales vive lleno del propio yo, y no puede amar. En tal estado del alma no hay “espacio” para los demás: ni compasión, ni misericordia, ni atención para con el prójimo.
Los santos nos dan ejemplo. He aquí un hecho de la vida de san Pío X, cuando todavía era obispo de Mantua. Un comerciante escribió calumnias contra el obispo. Muchos amigos suyos le aconsejaron denunciar judicialmente al calumniador, pero el futuro Papa les respondió: «Ese pobre hombre necesita más la oración que el castigo». No lo acusó, sino que rezó por él.
Pero no todo terminó ahí, sino que —después de un tiempo— al dicho comerciante le fue mal en los negocios, y se declaró en bancarrota. Todos los acreedores se le echaron encima, y se quedó sin nada. Sólo una persona vino en su ayuda: fue el mismo obispo de Mantua quien, anónimamente, hizo enviar un sobre con dinero al comerciante, haciéndole saber que aquel dinero venía de la Señora más Misericordiosa, es decir, de la Virgen del Perpetuo Socorro.
¿Vivo realmente el desprendimiento de las realidades terrenales? ¿Está mi corazón vacío de cosas? ¿Puede mi corazón ver las necesidades de los demás? «El programa del cristiano —el programa de Jesús— es un “corazón que ve”» (Benedicto XVI).
Pbro. José MARTÍNEZ Colín (Culiacán, México)

Domingo 11 de Noviembre: Día Nacional del Enfermo


Carta Pastoral a las comunidades

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

El 11 de noviembre es el Día Nacional del Enfermo, en el cual la Iglesia en Argentina quiere llamar la atención y despertar la conciencia de los fieles sobre la realidad del sufrimiento humano.

El lema de  este año es: "Vendar las llagas de los corazones rotos", tomado del Profeta Isaías: "¡El Espíritu del Señor está sobre mí! Porque el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la libertad a los presos" (Is 61,1). Y como iluminación presentamos la figura de Jesús que sostiene al herido, según la parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 29-37).

Es nuestro deseo que llegue una "buena noticia" a los que sufren, en el alma o en el cuerpo, y a todos los hermanos en la fe un llamado a no pasar de largo ante el dolor del prójimo herido. En la parábola del Buen Samaritano Jesús nos enseña qué actitud tomar ante el hermano caído: no desviar la mirada, sino acercarse, interesarse, ofrecer ayuda concreta. Detenernos junto al enfermo y necesitado, no por curiosidad, sino con disponibilidad y sensibilidad, capaces de compadecernos del que sufre y ofrecer la ayuda eficaz, hasta la entrega de nosotros mismos.

De igual manera, estar cercanos a las familias que llevan la sobrecarga de familiares enfermos, ancianos, con capacidades especiales, o sufren las consecuencias de la violencia o del flagelo de las adicciones, a las que la sociedad actual olvida, saturada de relativismo y permisivismo y lejos del Sumo y Único verdadero Bien, que es Dios, abre el camino de la caridad a las nuevas generaciones.

Por eso es que no podemos permanecer indiferentes ante los cuestionamientos e incoherencias de una sociedad que camina a la deriva, porque ha perdido la brújula de la fe y los mandamientos de Dios. También la ignorancia, sobre todo religiosa, y la ausencia de valores en la vida personal, familiar y social, es una grave situación de pobreza a la que debemos atender

Queremos mirar con esperanza y positivamente el futuro. Lo podemos hacer porque Jesús camina con nosotros. Él lo dice: "Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). De esta certeza "debemos sacar un nuevo impulso en la vida cristiana" y "redescubrir el camino de la fe" hacia el encuentro con Cristo. "Ponernos en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en plenitud" (Porta fidei, n.2).

La riqueza de la fe

Si realmente vivimos la fe como experiencia de encuentro con Cristo, sabremos acercarnos a los hermanos que sufren, llevarles la buena noticia y "vendar las llagas de los corazones rotos", ofreciéndoles la riqueza de la fe. Tenemos, en efecto, a nuestra disposición, como un don de la misericordia y providencia de Dios, en primer lugar la Palabra de Dios, y también las medicinas de Dios, que son los sacramentos de curación. A través de ellos el amor de Cristo nos libera del pecado que nos esclaviza y enferma, y nos conforta en la debilidad corporal y espiritual.

Las medicinas de Dios

Estas "medicinas" de Dios son: el sacramento de la Confesión o Reconciliación, por el que nos reconciliamos con Dios y con la Iglesia, recobramos la paz y nos sanamos espiritualmente; el sacramento de la Unción de los Enfermos, que sana el alma y el cuerpo, ayuda a asumir la enfermedad desde la fe y prepara a esperar con serena confianza el abrazo del Padre Dios, y la Comunión, el encuentro con Jesús Eucaristía, alimento del hombre peregrino, que nos da vida.

El Papa Benedicto XVI insiste en que redescubramos la riqueza de la fe y la belleza de la vida cristiana para ofrecérselas a los hombres sedientos o heridos del mundo de hoy.

María, la Madre de Jesús, con su ejemplo e intercesión nos inspira confianza y la voluntad de  asumir el dolor, unirlo al sufrimiento de Cristo y convertirlo en signo eficaz de salvación.

Rogamos al Señor que los bendiga y guarde.

Los Obispos de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud