El tiempo está en tus manos

Cuando nos disponemos a orar, pareciera que mientras abrimos las manos, lo que vemos es el tiempo que llevamos así. Estamos tan acostumbrados a medir los tiempos de cada cosa, en función de lo que queda por hacer, que no salimos de este esquema y la ansiedad termina por no permitirnos orar.
En realidad, de algún modo, el tiempo está en nuestras manos. Si bien es fugaz, y con eso nos apura, no hay nada que nos impida ofrecer el espacio de tiempo que estamos ante Dios. Esto es abrir lo fugaz a lo eterno. Es decirle a Dios: “Este instante es tuyo, para toda la eternidad. No soy, dueño ni señor del tiempo, pero sí de lo que en este ahora quiero dar, ofrecer, poner en tus manos. Y sé que un instante vivido así, apoyado en tus manos, puede modificar y transformar la calidad con que viva el resto del tiempo. Por eso, a ti Señor, que me sostienes en este instante, que me regalas la vida en este ahora, te pido que este instante y este ahora, estén llenos de ti.”

Javier Albisu sj

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario.